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la espalda se queja, me enderezo y se queja más. emite uno, dos sonidos. perdí la noción del tiempo, perdido en la suma de layers, retocando, difuminando centímetros de piel, de piernas, de culos, de tetas. ser fotógrafo hoy también es esto.

de a poco voy perdiendo objetividad, de a poco voy perdiendo mi tan mentado ojo, mi tan mentada visión única. se va perdiendo en dosificadas capas de culos y tetas.

el ideal de belleza, de perfección global, del como debe lucir, se esta llevando mis mejores años.

cada tanto vuelvo al ferrocarril para hacer unas tomas del oxido, del hierro, de una flor que se cuela entre la mugre. pequeñas tomas, tontos consuelos de libertad.

de visión única.

3


a veces siento que nada me sostiene.

los días que se cae el hosting de mi página pienso que es el fin, que perdí todo registro, que todo fue en vano.

peleo horas con los servers, pero ni modo. cada día que pasa me quedan menos cosas tangibles para archivar. ni el soporte digital más seguro me da la tranquilidad que me daba tener mis originales en una caja.

los otros días hablaba con un fotoreportero de la vieja guardia, me decía que el problema de conservar los registros era algo de lo que debía preocuparse nuestra generación, que el ya estaba viejo, que le quedaban pocos años,  que lo inmaterial de lo digital a esta altura lo tenia sin cuidado, que ya nada tenia sentido.

soñé un mundo apocalíptico, una batalla desigual entre registros y backups.
no pude volver a dormirme.

hago productivo mi insomnio sumando layers de piel.

2

ya no vivo los días, los registro.a veces inclusive los recorto, los superpongo, los nivelo.

1

ya no tengo necesidad de sentir, el registro se lleva todo el tiempo que depositaba en eso.

desde afuera se ve la obra de un fotógrafo prolífico, desde adentro se ve una necesidad de escapar al vacío.

estas son la clase de cosas que nunca le llevo a mi analista.